jueves, 18 de noviembre de 2010

Pulse Start para comenzar: Commandos

Para mi primera entrada me vino a la mente un torrente de posibles títulos que comentar. Desde clásicos inmemoriales como la saga Monkey Island hasta rarezas poco conocidas a las que he tenido el gusto de jugar como Tron 2.0 pasando por títulos como X-Wing VS Tie Fighter, Mass Effect, Doom, Revolt, GTA, Need For Speed, Heroes of Might and Magic, Bomberman, Pang, Pitfall, Sonic... pero finalmente vino a mi cabeza un título que desbancó de un plumazo a auténticos titanes de los videojuegos como el fontanero Mario, el valiente y viajero de mil mundos Link o a todo el elenco de luchadores callejeros de Street Fighter. Hablo de un juego que, muchos años después de su lanzamiento sigue siendo considerado por muchos el mejor videojuego de la historia. Hablo, cómo no de...


Allá por el año 1996 nacía en Madrid una empresa de desarrollo de videojuegos llamada Pyro Studios que cumpliría el sueño de cualquier empresa recién formada: llegar y besar el santo. El primer juego (de los 7 publicados por el estudio hasta la fecha) fue “Commandos: Behind enemy lines”, que vería la luz en el año 1998 obteniendo un casi inmediato reconocimiento internacional. ¿Las razones? Veámoslas:

En 1998 los motores gráficos estaban dando un salto cualitativo, Pentium regía el mercado de procesadores (todos recordamos sus primeras publicidades con su musiquilla de 4 notas final) , nacía una pequeña empresa llamada Google que no llegaría a nada y la piratería daba ya sus primeros pasos con las primeras grabadoras de CD de uso doméstico.

En este año, Commandos compartió protagonismo con títulos del calibre de Age of empires, Baldur´s Gate, Carmageddon 2, Grim Fandango, Half Life, Jedi Knight, Metal Gear Solid, Need for Speed 3, Starcraft o Tomb Raider 3. El sólo hecho de mirar esa pequeña lista debería ser indicativo para casi cualquiera de la calidad y la competitividad del sector en ese momento; y Commandos no se iba a quedar atrás

Pues bien... Commandos nos situaba en plena segunda Guerra Mundial al control de un pequeño grupo de soldados cada uno específicamente entrenado para una serie de tareas concretas. Así tendríamos el control de un boina verde, un artificiero, un buzo, un francotirador, un ladrón, un conductor, un marine y dos espías para hacer frente a auténticos miniejércitos que tendríamos que eliminar o dejar inactivos para cumplir nuestras misiones, ya fuese un rescate de un soldado, una misión de infiltración o hacer volar por los aires una base del tercer Reich.

Si bien muchos juegos habían sido ambientados en la segunda Guerra Mundial, pocos lo habían hecho desde este punto de vista. Siempre podríamos ver un Call of duty en el que nuestro objetivo sería matar alemanes o japoneses sin el más mínimo pudor o un Sudden Strike en el que dirigir batallones enteros contra las lineas enemigas. Si bien el segundo ejemplo tenía un componente más estratégico que el primero, ninguno de los dos se podía comparar en jugabilidad a Commandos. Si, siempre tendriamos la opción de abrirnos paso durante el juego a base de disparos, granadas, cócteles molotov o, si éramos capaces de conseguir uno, tanques y carros blindados. Pero esta estrategia tenía poco futuro, ya que por lo general el enemigo siempre te superaría 25 a 1, y por muy entrenado que esté un soldado de élite no quiero ni pensar que otras articulaciones además de los dedos de las manos tendría que utilizar para poder hacer frente a disparos a 25 soldados a la vez. No, Commandos requería una capacidad estratégica y una paciencia mucho mayor... se basaba en el arte del sigilo y la infiltración. En ocasiones podía ser necesario matar a un soldado para alguna razón, pero el auténtico reto estaba en no hacerlo y que el enemigo no te descubriese nunca. Personalmente diré que la primera vez que jugué a Commandos no conocía la opción de atar a los soldados en vez de matarlos, así que casi siempre tenía que dispararles y el enemigo daba la voz de alarma unas 30 veces por fase (cualquier jugador, en especial de Commandos 2 recordará a los soldados alemanes gritando “¡Alarm, Alarm!”).

Pero lo auténticamente genial de Commandos era la plena libertad de movimiento y acción. Podías utilizar el método que considerases más apropiado para cada situación sin ningún tipo de restricción y llevar a cabo tu misión como mejor considerases. Por poner un ejemplo simple, el abanico de posibilidades para reducir a un soldado enemigo iba desde aproximarse por la espada a ponerle una bomba bajo los pies, pasando por granadas, señuelos (tabaco, vino), drogarlo, quemarlo, un disparo de francotirador, atarlo, engañarlo haciéndose pasar por un oficial superior... y cualquier otro método que se te ocurriese. Todo valía para cumplir con tu misión.

Y cuando hablamos de reducir a un soldado estamos poniendo el ejemplo más simple posible, ya que para cumplir nuestra misión tendríamos que eludir patrullas armadas, escalar edificios, huir de perros guardianes, desactivar minas terrestres, arrastrarnos, subirnos a postes telefónicos, escondernos entre la vegetación y la basura, nadar entre cocodrilos, reclutar aliados, hacer volar carros de combate, pilotar lanchas, blindados, inhabilitar enemigos únicamente con un paquete de tabaco y un largo etcétera de posibilidades cuya cantidad de combinaciones posibles suponía un número casi infinito de maneras de superar la misión.

Y un apartado que merece un párrafo propio es el técnico, el cual, si bien no brillaba por su variedad ni calidad sonora lo compensaba con creces con su apartado visual, no especialmente adelantado a su época pero realmente impresionante en su resultado final, ofreciendo distintas perspectivas para no dejar ningún punto muerto del terreno y entornos 3D par los interiores de los edificios. Además las texturas y motor gráfico resultaban realmente realistas (considerando la época), confiriendo un plus de realismo e inmersión en el juego. Y no sólo eso, si no que además Commandos no era un juego que exprimiese un ordenador de la época ya que, si bien un ordenador potente podía suponer mayor número de detalles extra, la pantalla principal apenas sufriría cambios realmente notorios de su configuración más pobre a la más adornada.

Resumiendo: “Commandos: Behind enemy lines” marcó un hito en la historia de los videojuegos con un producto como pocos se habían visto hasta entonces, con una originalidad y jugabilidad fuera de lo común que le hicieron ganarse un puesto en el Olimpo de los videojuegos. Pero su historia no acabaría aquí ni acabaría tan bien.

Si Commandos era bueno, y su expansión (Commandos: Beyond the call of duty) tuvo una gran acogida también, la franquicia alcanzaría su punto culmen con su segunda entrega: Commandos 2: Men of courage (2001), que convirtió un juego ya de por si impresionante en un auténtico orgasmo de sensaciones para jugones y no tan jugones. Con 10 fases de campaña + 2 fases de entrenamiento + 10 fases bonus no sólo daba horas y horas de juego (tengamos en cuenta que nos llevaría al menos 2 horas completar cada misión principal) sino que implementaba todos y cada uno de los aspectos de su predecesor, realizando además algún cambio en las filas del grupo. A todo esto sumarle el modo cooperativo en el que cada jugador podía manejar a uno o más miembros del grupo volviendo el juego mucho más dinámico (y en muchas ocasiones mucho más difícil y crispante por la descoordinación entre jugadores). Es por ello que Commandos 2 siga siendo a día de hoy considerado por muchos el mejor videojuego para PC de la historia.


Pero por desgracia, aunque en este caso segundas partes fueron más que buenas, las terceras no lo fueron tanto. En 2003 veia la luz Commandos 3: Destination Berlín, un juego que no sólo no había mejorado en el aspecto técnico sino que en el jugable apenas pasaba por ser una triste expansión para Commandos 2. Con menos escenarios y con una extensión de estos 4 o 5 veces más reducida el título seguía siendo jugable, pero pecaba de falta de innovación y frescura. Realmente parecía estar hecho con los restos no utilizados de Commandos 2.

Sin embargo lo que podía parecer una simple paso atrás en la saga se confirmó como una cuesta abajo de pendiente muy pronunciada cuando llegó a las tiendas el nuevo y radicalmente distinto Commandos: Strike Force (2006). Strike Force cambiaba el aspecto de juego de sus predecesores, pasando de la perspectiva aérea que caracterizaba el título a una vista en primera persona y a una reducción radical de personajes. La esencia del juego era la misma, llevar a cabo las misiones encomendadas del mejor modo posible, pero este nuevo estilo de juego no caló entre los usuarios, que, quizá por cariño a las anteriores entregas no consiguieron adaptarse al nuevo estilo. Por otro lado el juego recibió grandes críticas (de los jugadores) que se quejaban de que era un juego considerablemente fácil de superar, que no representaba el reto de los anteriores. En definitiva, Commandos había perdido su magia y los veteranos soldados trataban de recordar tiempos mejores en los que todos luchaban juntos y un ejercito mayor que todo el tercer Reich les daba su apoyo desde el otro lado de sus monitores. Las confiadas voces “Oki doki”, “Me lo puedo imaginar”, “A la orden”, “Seguid mi bigote” y otras tantas que cualquier jugador recordará oir cada vez que ordenaba a sus soldados avanzar contra el enemigo quedaron silenciadas tras un motor 3D que no supo captar la esencia de estos valientes guerreros y los condenó al limbo de los videojuegos.

De Commandos nos queda un legado que a día de hoy puede volver a disfrutarse en toda su plenitud sin sentir ningún tipo de sabor añejo (yo lo estoy haciendo), pero que de momento no amenaza (o más bien no ilusiona) con reverdecer sus laureles para gusto general. En 2009 surgieron rumores sobre el resurgimiento de la franquicia que fueron rápidamente desmentidos por Pyro Sudios. El único apunte positivo de la declaración de su portavoz fue “siempre estamos abiertos a una nueva entrega de Commandos, pero de momento no es el caso”. ¿Esperanza para el futuro? eso espero...

16 comentarios:

  1. Grande commandos, cuantas tardes pegado al pc... Pena que al final se fuera Gonzo Suarez y se fuese todo a la mierda.

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  2. Llamo vuestra atención sobre la nueva cabecera... XD

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  3. De los grandes recuerdos que me dejó este juego, está el haberme terminado el juego en cooperativo con el señor Son_Eu en los tiempos aulaneteros, si es que jugar codo con codo ayudaba mucho, eh?

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  4. Hasta que cierto torpe que manejaba al zapador acababa pisando una mina que jodia una partida que no había sido guardada... :S

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  5. PD: Desde la editorial del blog no nos hacemos responsables de los atentados que sufran los miembros del mismo como represalia al chiste insertado por Capi Capullo en la cabecera.

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  6. Pero que pelotas les echais, teneis delante de vuestra cara al capullo que nos hizo perder la guerra mundial y me echais a mí la culpa.

    Fuego a todos, eso os espera. PELIGRO BUKKAKE!!

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  7. El Bukkake marcado no se encuentra en peligro en este momento; por favor, inténtelo más tarde.

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  8. Que juegazo era el commandos.. el primero es una obra del culto jueguil, sobre todo por lo original y fresco del planteamiento.

    El problema es que Pyro Studios se dedico a repetir la formula una y otra vez y vivir de rentas, y la gente se cansó de más de lo mismo.

    Yo creo que un nuevo commandos a estas alturas sería un error y Pyros lo sabe.

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  9. Que grande la misión del submarino con perro...

    Favorito: el artificiero.

    La cabecera... Buf, por lo menos esta vez no fui yo XD

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  10. Que gran juego joer.... el mejor de la saga, sin dudarlo el Commandos II, donde se hacía una locura pasar la fase de parís manejando a 9 pjs's a la vez... creo que me esta entrando el mono de jugarlo de nuevo jeje

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  11. Eh Eh Eh, no me cambieis de tema, colgad al capullo que pisaba las minas y nos hacía perder la partida!!!

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  12. que curiosamente era un zapador de santiago de compostela, no?? jajajajaja

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  13. Sí, sí, así lo recuerdan mis ojos de Elfo

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